Las continuas inundaciones
que padecía Barcelona del Cerro Santo y la Nueva Ecija de San Cristóbal de los
Cumanagotos, a consecuencia del desbordamiento del río Neverídurante el
invierno, ambas poblaciones se trasladaron a su actual sitio. La Nueva Ecija de
San Cristóbal de los Cumanagotos estaba a media legua del mar, es decir dos
kilómetros y medio, a la margen del río Neverí, y a medio kilómetro de la nueva
ciudad, la cual tenía más comodidades y libre de inundaciones. El cura vicario de la ciudad
de Cumanagotos fue José Vásquez Ponce de León y el teniente cura de la Nueva
Barcelona, el reverendo Fray Gabriel de Ponce. Ambos sacerdotes quedaron al
servicio de la nueva iglesia parroquial, hoy catedral de Barcelona, hasta 1713.
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