miércoles, 4 de enero de 2023

Alfredo Cuate Mejías

El primer sistema tecnológico utilizado por los periodistas en la mitad del siglo veinte era el telégrafo, en tiempos cuando aún no se usaba ni el teléfono ni se había inventado el internet para hacer llegar las noticias a los periódicos de Caracas. Por ello, Alfredo Mejías, conocido como el cuate, en su condición de telegrafista profesional, egresado de la Escuela Nacional de Telegrafía, fundada el primero de mayo de 1921, por doña Ramona Filippi de Silva Medina, sintetizaba las informaciones generadas en Barcelona a través de  telegramas. A pesar de que paralelamente a ello, duraba hasta un día hacer llegar por avión un sobre donde se remitía todos aquellos eventos que ocasionalmente se presentaba en Anzoátegui, incluyendo los rollos fotográficos, para ser revelados en Caracas.

Sacerdote Fernando de Bastardo y Loayza

Considerado como el cronista natural de la Barcelona colonial, el sacerdote Fernando Manuel de Bastardo y Loayza nació en esta ciudad en los primeros años del siglo dieciocho. Su muerte registrada el 22 de junio de 1788 conllevó a ser sepultado en la capilla mayor de la Iglesia Catedral, considerada su más grande obra para el proceso religioso de la Nueva Barcelona de la Cataluña Americana. 
En su obra Noticias Historiales de la Nueva Barcelona, el Padre de Bastardo y Loayza narra los acontecimientos más importantes de una ciudad que contaba, para esa época, 3762 habitantes, donde apenas se contaba con el convento de Franciscanos Observantes, con un comercio de cecina y de casabe que era exportado a las Antillas. En su condición de Comisario del Santo Oficio de la Inquisición de Cartagena, fue cura rector de la Nueva Barcelona, donde tomó posesión en noviembre de 1771. Los padres del sacerdote Bastardo y Loayza, el Sargento Mayor Fernando del Bastardo y Candelaria Esquivel, en su relación matrimonial procrearon cinco hijos, Raimundo, Tomás, Josefa Candelaria y Pedro Luis.

Hotel Cultura

 
Para la Barcelona bohemia del siglo veinte, el famoso Hotel Cultura, ubicado entre las calles 5 de julio y Freites, era reunión de todos aquellos que buscaban deleitarse en horas nocturnas con bebidas que combinaran con su afición a las letras y a la música. Su propietario José Carrasquel Valverde, para infundir respeto entre los asistentes colocó una foto gigantesca del General Juan Vicente Gómez. Sin embargo, una de las prácticas que puso en moda su propietario es que los asistentes, todos hombres, debían quedarse en ropa interior para poder disfrutar de la cerveza Caracas, bebida obligada de aquellos tiempos, la cual era distribuida por  el conocido catire Ortega.