Firma de Juan de Aldama |
Para algunos historiadores la llegada del coronel Juan de Aldama a Venezuela se
produce el 7 de abril de 1815, cuando fue designado Gobernador de la Isla de
Margarita, con la llegada de la Expedición
Pacificadora de Costa Firme, comandada por Pablo Morillo e integrada por 18
barcos de guerra, 42 transportes, 500 oficiales y 15.000 individuos de tropa.
Posteriormente, en 1816, pasa a la provincia de Cumaná En 1816, como jefe y gobernador interino de la provincia de
Cumaná, donde somete bajo la barbarie a los habitantes de esa ciudad.
Especialmente, cuando estos celebran los triunfos de Gregor MacGregor en las
batallas de Quebrada Honda, Alacrán y Juncal. Una de las víctimas más renombrada de la fobia de Aldama sobre los
patriotas es Leonor Guerra.
Pablo Morillo designa al coronel realista Juan de Aldama, jefe del
ejército español en el oriente venezolano, luego que Bolívar decidiera el 24 de
marzo de 1817 tomar rumbo para Guayana. Informado sobre la debilidad patriota
en la Casa Fuerte, Aldama se aproxima a Barcelona con más de tres mil
quinientos efectivos.
El 7 de abril de ese año, ocurre la masacre de la Casa Fuerte. De ello
se ufana Aldama, quien se hace llamar el Vencedor de Barcelona. Su cruel “canibalismo”
lo conlleva, en este genocidio, a pasar por las armas a 50 enfermos que se
encuentran en el hospital de la Casa Fuerte. Este feroz coronel antes de retirarse de Barcelona, ordenó derribar las
murallas del convento de San Francisco a cañonazos. Llegó a decir “hay que reducir todo a escombros para que
no quede ni el recuerdo”.
El 21 de abril de 1817, Juan de Aldama escribe a Pablo Morillo, con la
necesidad al Gobernador de Barcelona con el envío de suficiente comida para las
tropas que permanecen en esta provincia. El 20 de julio de 1817 Juan de Aldama desembarca
en la Isla de Margarita, para reforzar a Morillo, quien es derrotado. en la
Batalla de Matasiete.
En 1819, ante los desmanes cometidos por el coronel de Dragones del
ejército imperialista Juan de Aldama es enviado a España el propio General
Pablo Morillo. En el expediente que se envía a España, es acusado de “crueldad
infinita, incompetencia e insubordinación”. El Pacificador Morillo recomienda su expulsión del ejército. Es dado
de baja con deshonra, y su hoja de servicios, guardada en lo más oscuro del archivo
imperial.
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