En julio de 1669, cuando el maestro de campo Sancho Fernández de Angulo comenzó a gobernar a la provincia de Nueva Andalucía, una de las primeras decisiones que tomó fue reubicar a Nueva Barcelona del Cerro Santo y San Cristóbal de la Ecija de los Cumanagotos, en vista de las rivalidades de ambas comunidades. Para ello, el primero de enero de 1671 dio por inaugurada la nueva ciudad de Barcelona, nacida bajo la fusión del Cerro Santo y San Cristóbal. . Luego de hincar el rollo que simbolizó a la nueva jurisdicción, eligió el primer cabildo, con el nombramiento de Pedro de Mesones y Manuel Pérez de Cervantes como alcaldes, dos curas y un sacristán, decisión que fue ratificada por la diócesis de Puerto Rico.
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