domingo, 25 de abril de 2010

Barrio La Aduana

El barrio La Aduana de Barcelona, es conocido con ese nombre por la cantidad de casas comerciales que se asentaron en ella cuando funcionaba el resguardo del puerto del rio, ubicado en las inmediaciones de Maurica. Por el barrio La Aduana recalaban todas las cargas de mercancía proveniente de diversos lugares del estado Anzoátegui y de los llanos para ser comercializados en Barcelona. Allí en La Aduana se asentó Ramón Florecido, quien traía una cruz encontrada en una playa, la cual colocó en la casa de Juan Domingo Pérez, de profesión albañil, quien salvo su vida, luego de caer de la torre de la Catedral de Barcelona. Desde esa época la cruz de Ramón Florecido fue venerada como milagrosa. De Florecido más nunca se supo. Una noche se despidió de Pérez para desaparecer como llegó, bajo el misterio de las leyendas de la Barcelona tricentenaria.

2 comentarios:

Unknown dijo...

aduana de mi niñes, aduana de mi juventud, aduana de mi vejez, barrio querido como olvidar tus calles tus avenidas tu gente, recordando volar papagallos jugar con los muchachos en aquellas tardes interminables de juegos sanos trompo metra la semana 123escondido y las mamas sentadas en frente de las casas vigilandonos y alas 7 para adentro y a dormir esos tiempos mas nuca volveran.

sinnallit dijo...

LA Aduana, una comunidad donde existía el respeto conservándose los valores, el cual las familias se apoyaban en momentos de enfermedades, conflictos peculiares de cualquier índole; para la continuidad de la armonía,, prosperidad y desarrollo de dicha comunidad. Mi época de crianza fue de dichas ya que se podía desplazar sin miedo alguno; jugando nuestros juegos tradicionales que dejaron nuestros ancestros llevándose de generación en generación, juegos que me motivaban a jugar con mis amistades en la niñez y adolescencia frente de nuestras casas y nuestros padres allí con nosotros, y luego antes de caer la noche todos a bañarse, orar y a cenar para seguir la jornada del día siguiente y esta esperando los domingo para ir a misa y cantar cuando el padre daba la palabra; actualmente sigo asistiendo, claro esta que ya no es lo mismo pero en mi mente sigue siendo mi sector querido, por tan grande infancia que he tenido allí.